Parecerse a Dios.
Reflexión del Cardenal Antonio Caggiano
Tengamos siempre presente nuestra altísima dignidad de hijos de Dios; vivamos como hijos de Dios, sintamos la indignidad del mal proceder, luchemos contra el mal y las tentaciones.
Todas las perfecciones humanas, todo lo bueno que puede haber en el hombre es como un reflejo de las infinitas perfecciones divinas
Pongamos nuestro empeño en perfeccionar y desarrollar nuestras virtudes y buenas cualidades, para ser más y más dignos hijos de Dios.
Si desarrollamos nuestros vicios y defectos, es como si renegáramos de nuestra raza divina, nos hacemos indignos de Dios y de su Gracia.
Dios manifiesta su gloria en todas sus obras, manifiesta sus perfecciones en las maravillas de la creación entera.
Tratemos de ser cada vez más buenos, cada vez mejores, para que así se manifieste mejor en nosotros la gloria de Dios.
En Nuestro Señor, María Reina y la patria, un abrazo.
Héctor Fernando Petricic
Movimiento Acción Restauradora
movimientoar@yahoo.com.ar
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