LA MILICIA Y LA MUJER.
Ebelot se preguntaba: ¿de dónde han venido estas mujeres y qué ha podido vincularlas a esta existencia?. La pregunta de Ebelot demuestra que ignoraba las normas y procedimientos de reclutamiento del ejército de línea. Evidentemente, todas esas mujeres no llegaron solas y persiguiendo una aventura; todas fueron forzada y forzosamente tras de un hombre. Del marido, si era un preso destinado por la justicia de los jueces de paz; del novio, si le había caído servicio en el sorteo de un contingente; del hermano, si eran huérfanos; del pobre ilusionado en cobrar como personero de un pudiente o del padre, si carecía de todo otro amparo. Y cada caso nombrado se podría combinar con cualesquiera de los otros casos, hasta formar una gama infinita de variantes posibles, de destinos irreversibles y generalmente sin retorno.
Despedida de la Sorpresa de San Calá en 1841, del pintor Juan Manuel Blanes.
Un famoso pintor uruguayo, Juan Manuel Blanes, tiene en el Museo Histórico Nacional un hermosísimo cuadro. Su nombre es significativo seguramente para pocos; se titula “La sorpresa de San Calá en 1841”. Pero aunque se ignoren los detalles de nuestras guerras civiles, nadie con sensibilidad puede contemplar sin quedar en suspenso y conmovido, a esa mujer semidesnuda, montada en pelo a horcajadas sobre un brioso caballo blanco que en la desesperación de la despedida estira su mano crispada al coronel José María Vilela –sorprendido de noche en su campamento por el general Angel Pacheco- y quien, ansioso de salvar a su compañera, golpea el anca mórbida del animal con su mano para apresurar la partida. Episodio patético e impresionante el tema que exhibe Blanes, que debió repetirse muchas veces y es ejemplar muestra de aquella legendaria mujer de la pampa, que si supo de lucimientos y nidos de amor, de maternidades y muertes, de bailes y galanteos, también anduvo con entereza mezclada en sucesos de guerra y malones como heroína o como cautiva, en trance de jugarse la vida amparada por su valor o en entregarse a la sola ayuda de las esperanzas de su religión. Y cuando no, rodeada de chiquilines se consumían en el mayor desamparo, mientras los maridos corrían en las montoneras.
Dejando las familias
A la clemencia de Dios,
Y andaban los años enteros
Encima del mancarrón!
Cuatro versos de Hilario Ascasubi que describen, en magnífica síntesis, la iniciación de la ineluctable tragedia de la pampa, cuando ya comenzaba a no ser virgen. Cuando la mujer había comenzado también a perder su libertad.
Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Ferracutti, Enrique - Las expediciones militares en los orígenes de Bahía Blanca - Ediciones Círculo Militar - Buenos Aires (1962).
Todo es Historia – Año VIII, Nº 95, Abril de 1875.
Vedoya, Juan Carlos – La Mujer en las pampas.
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