Por Cosme Beccar Varela
El conflicto arabe israelí no tiene solución si se quiere que una de las partes derrote a la otra. Es como querer mantener una pesada masa en el aire, sin sustento alguno. Por la simple ley de la gravedad, la masa caería.
Por la ley del odio, dos contendores irreconciliables tenderán a aniquilarse el uno al otro y según que predomine la razón o la pasión, podrán mantenerse en un equilibrio inestable y precario o se atacarán con ferocidad tratando de eliminarse recíprocamente.
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