miércoles, 24 de diciembre de 2008

Fragmentos de sermones de San León Magno


Al nacer el Señor, los ángeles cantan llenos de gozo: Gloria a Dios en el cielo, y proclaman: y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor (...). ¿Cómo, pues, no habría de alegrarse la pequeñez humana ante esta obra inenarrable de la misericordia divina, cuando incluso los coros sublimes de los ángeles encontraban en ella un gozo tan intenso? (San León Magno, Sermón 1, en la Natividad Señor).

¿Qué cosa mejor podríamos encontrar entre los dones divinos, para honrar la fiesta de hoy, que aquella paz que anunciaron los ángeles en el nacimiento del Señor? En efecto, esta paz es la que engendra hijos de Dios, la que alimenta el amor, la que es madre de la unidad. Ella es descanso para los santos y tabernáculo donde moran los invitados al reino eterno. El fruto propio de esta paz es que se unan a Dios aquellos que el Señor ha segregado del mundo.

La fiesta de la Natividad renueva para nosotros los comienzos sagrados de la vida de Jesús, nacido de la Virgen María; y, al adorar el nacimiento de nuestro Salvador, se nos invita a celebrar también nuestro propio nacimiento como cristianos (San León Magno, Sermón 6, sobre la Natividad, 2-3).


Agregamos: Que el tierno Niño del Pesebre y su Madre Virgen, bendiga a nuestra Patria, que robustezca la fe y la esperanza de los que sufren prisión injusta, que no decaigan quienes trabajan honestamente y que perdone a los que delinquen.

Pidamos por nuestras familia ¡Feliz y Santa Navidad!

Un aporte de Genaro Soto

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