Víctimas de ayer y hoy
Por: María Lilia Genta
En los últimos tiempos sólo he escrito de temas estrictamente religiosos en algunos foros católicos. Pero ahora siento la imperiosa necesidad de volver a ocuparme de una cuestión que me es entrañablemente propia. Mejor dicho, de la que soy parte. Lo hago porque en estos días se ha reflotado un viejo discurso que creía agotado en nuestro sector.
Ocurre que algunos, quizás sinceramente, posan de “políticamente correctos” entre nosotros y plantean: “separemos nuestros muertos de los presos”, es decir, de los más de cuatrocientos prisioneros de guerra de este gobierno y de sus familias. A los que así piensan les respondo, desde hace años, que tal separación no es posible por las razones que, una vez más, voy a exponer a la espera de ser clara y concisa.
En los años 60 comenzó a gestarse la Guerra Revolucionaria en casi todos los países de Iberoamérica. La “cabecera de playa” fue instalada en Cuba por “san” Fidel, a órdenes de la Unión Soviética. En 1959, Castro no se presentó con definición comunista. Excelente estrategia con la que obtuvo ........
Un envío de : Roberto Oliver
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